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Ordenar el caos

 

      El arte nos acerca a la emoción, y la emoción nos aleja del razonamiento. El equilibrio entre ambas vertientes es una búsqueda que tenemos todas las personas, porque ambas son necesarias,. Llegar a ese equilibrio supone una lucha personal. En mi trabajo esta tensión y esta búsqueda de equilibrio siempre han estado presentes. La emoción la vinculo a esa parte que me acerca a mi espontaneidad natural, al  impulso creativo que me mueve. Por eso la Naturaleza siempre está presente y es referente constante en mi trabajo. Es como un espejo en el que me fundo, porque dedicarme a crear es algo que está en mi propia naturaleza, Esa otra parte de razón, la que me frena y equilibra,  la vinculo a la armonía, al orden visual en mis piezas, y la materializo en muchas ocasiones con líneas ortogonales que contrastan con las formas espontáneas, incontrolables, que represento.

 

      En “Ordenar el caos”, una linea horizontal va a servir para ordenar las piezas. Una línea que intenta ser perfecta, pero que no lo es, porque se distorsiona al trazarse sobre la sinuosidad de las formas. Una línea que asume la imperfección que se genera al intentar trazarla, porque es una recta imposible. Las diferentes realidades que atraviesa escapan a la bidimensión de la recta.

 

       En el proceso creativo se libera mucha irracionalidad, muchas tensiones que están en el interior de uno mismo, que fluyen de forma liberadora, porque viven habitualmente contenidas en los parámetros de una vida normalizada. Estas obras reflexionan sobre este hecho. Lo caótico frente a la línea que ordena. Un único horizonte lineal que va atravesando las piezas, que impone un orden para controlar el movimiento espontáneo. Una reflexión atemporal, pero a la vez de actualidad, ya  que la vida está ahora normalizada, como línea que atraviesa las piezas,  para intentar ordenar el caos generalizado que está generando algo natural.

       Siempre trazando caminos, buscando el más corto viable, para atravesar montañas, para establecer rutas aéreas, rutas mentales, proyectos, líneas entre personas, entre ciudades, entre países, ahora ya entre planetas, que a su vez giran, orbitales, en sistemas, galaxias, entrando en dimensiones cósmicas que pierden en la nada esas líneas que trazamos, buscando caminos de ida que al final nos vienen de vuelta, cíclicos, porque no podemos evitar ser una parte más del cosmos, aunque queramos, egocéntricos, evitarlo.

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